Los ciudadanos europeos reconocen cada
vez más los beneficios de un enfoque global de la atención sanitaria,
en la que el médico los ve como un todo, en lugar de verlos como una
situación clínica o un conjunto de síntomas y se toma el tiempo para
escuchar. Desde una perspectiva holística, el paciente se considera como
alguien único, que requiere una evaluación y un tratamiento
individuales. Como una entidad integrada, que incluya los aspectos
físico, mental, emocional, espiritual, social y cualquier otro aspecto de
la persona en su totalidad.
Los individuos se ven como sistemas
vivos con capacidad de autocuración, autorrenovación, homeostasis y
adaptación. La salud no es meramente la ausencia de enfermedad, sino la
capacidad de un sistema, sea una célula, un organismo, una familia o una
sociedad para responder de un modo adaptativo a un amplio abanico de retos
ambientales. La enfermedad se considera más bien el resultado de un estado
de desequilibrio de todo el individuo (cuerpo y mente) que una alteración
local.
La homeopatía va más allá de las etiquetas
de la enfermedad para curar sus causas en lugar de solamente sus síntomas
y estimula las capacidades curativas naturales del propio cuerpo
para devolverlo a la salud, vitalidad y bienestar. No trata
superficialmente alejando sólo los síntomas sino que cura al paciente
desde el interior. Usa medicamentos que cubren la alteración de toda la persona en
vez de dar distintos medicamentos para las diferentes partes del cuerpo
afectadas.
Los pacientes a menudo refieren una
mejoría general en la energía, el humor, la calidad del sueño y la digestión,
así como la desaparición de otros síntomas sin relación aparente con la
enfermedad que están tratando con la homeopatía. (Del Comité Europeo de Homeopatía)